Los procedimientos neuroquirúrgicos generalmente demandan mayor precisión por la naturaleza microquirúrgica de la especialidad y sus estructuras anatómicas complejas, lo que significa un mejoramiento continuo que requiere de recursos humanos, tecnológicos y financieros que ayuden a cumplir este propósito. Es importante reconocer que un trabajo en equipo e interdisciplinario bien realizado disminuye dificultades en el abordaje y resolución de la compleja patología neuro-oncológica, este precepto está presente en el Servicio de Neurocirugía de Solca Guayaquil.

Los avances de Imagenología (TAC – RMN, etc) fueron netamente impulsados por las Neurociencias, con especialistas en Neurocirugía liderando estos cambios, y gracias al apoyo de los Directivos de la Institución a lo largo de los últimos años se ha adquirido, para el Servicio de Neurocirugía del Hospital Solca, equipos necesarios para su desarrollo integral y especializado: Aspirador Ultrasónico, El Neuronavegador, El Coagulómetro,  equipo de Endoscopia Cerebral, Monitorización neurofisiológica, microscopio de última generación que permiten acoplar diferentes fases de tecnología, entre ellos la tractografía y la Inmunofloresceina.

Es importante destacar que el Neuronavegador de última generación que posee nuestra institución en su momento fue el primer equipo operativo de forma integral en todos los hospitales de Guayaquil. Este equipo representa un GPS para el neurocirujano, que le ofrecerá una guía desde la incisión de la piel hasta llegar al tumor, esto establecerá límites, estructuras vasculares adyacentes, lo que da como resultado un mejor desempeño del neurocirujano en el acto neuroquirúrgico.

El Aspirador ultrasónico, cuya implementación ya tiene algunas décadas, conjuga los componentes de ultrasonido, aspiración e irrigación para fragmentar y aspirar los tumores cerebrales. Conceptualmente debe respetar las estructuras vasculares y con ello disminuir el sangrado cuando se está realizando la extracción tumoral, consecuentemente hay menor sangrado en el campo quirúrgico con ventajas para el paciente, ya que los tumores son con frecuencia altamente vascularizados, lo que dificulta al neurocirujano el procedimiento por esta pérdida hemática (sangre). Por tanto, este equipo facilita la extracción del tumor sin que exista excesivo sangrado.

La inmunofloresceína, que será implementada próximamente porque se cuenta actualmente con una microscopia óptica apropiada, es un procedimiento que utiliza una sustancia denominada Acido levoaminovulínico que el paciente ingiere momentos antes de la intervención quirúrgica, esta sustancia se impregna en el tumor cerebral y se visualiza a través del microscopio quirúrgico mediante óptica especializada. Esta tecnología permite definir los límites de lesión cerebral que no pudieran ser reconocidos con la microscopia convencional y con el riesgo de lesión tumoral residual que no pudo extraerse, este tejido tumoral no es funcional y por ello conceptualmente hablando, no debería significar pérdida de función.

Todos estos equipos tecnológicos neuroquirúrgicos se complementan y cumplen el objetivo neuro-oncológico mayor que es la extracción de todo el tumor sin que hubiera pérdida de función, esto es, someter al paciente a extracción (exéresis) total del tumor sin nuevos déficits neurológicos agregados. Estas herramientas agregan valor a la cadena del procedimiento neuroquirúrgico, es decir, los buenos procesos neuroquirúrgicos que van desde el ingreso del paciente, estableciendo un adecuado diagnóstico, integrales, completos estudios neuroquirúrgicos, indicación y opción neuroquirúrgica (abordaje, selección de procedimiento), hasta un adecuado control post-quirúrgico cuando se verán reflejados mejores resultados para el paciente, en casos tan complejos como son los oncológicos (Ver Figura 1).  

Figura 1. Cadena del procedimiento neuroquirúrgico

Existe una serie de procedimientos neuroquirúrgicos que se pueden realizar con mayor seguridad y resultados para los pacientes gracias a estas tecnologías:  tumores de gran volumen y altamente vascularizados,  tumores de la base craneal (anterior, media y posterior), abordajes endoscópicos endonales a la región hipofisaria sin necesidad de trepanación craneal,  lesiones metastásicas cerebrales, que antes presentaban supervivencia de 6 meses a 1 año, mientras hoy tenemos pacientes con sobrevida de 3 años, con buena calidad de vida, gracias al control de enfermedad base por parte del equipo multidisciplinario oncológico: radioterapeuta y oncológos clínicos, entre otros. Todo esto, sumado a la buena técnica neuroquirúrgica, se ha conseguido por consecuencia de la adquisición de estas herramientas tecnológicas: Neuronavegación, microscopia óptica última generación, aspirador ultrasónico y monitorización neurofisiológica, recursos óptimamente usados y con adecuada indicación neuroquirúrgica.

El Servicio de Neurocirugía de Solca matriz Guayaquil está cumpliendo con los avances que la tecnología impone para ofrecer una atención de calidad cumpliendo con los estándares y que se vea reflejada en los resultados neuro-oncológicos de nuestros pacientes. Creemos que en esta época moderna de cambios dinámicos   tenemos que hacer una programática activa que nos lleve por las vías y avances que se requiere porque aquello de “caminante, se hace camino al andar” ya no es practicable en la época actual.

 

DR CESAR CHONG LOOR

NEUROCIRUJANO HOSPITAL SOLCA GUAYAQUIL

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